“Al naufragar el Malakoff, llevó a personas a la muerte. Pero al cabo de los años, el pecio creado se ha convertido en un foco de vida marina. Uno oasis en medio del desierto arenoso de la costa sur de Menorca.”
Seis hombres había en la hambarcación. De cómo nos las compusieron nosotros dos solos para desembarcarlos, evitar que el bote se astillara contra las rocas y trasladarlos medio a rastras y a hombros hasta el faro, no puedo ni tan siquiera recordarlo. Solo sé que con nuestra voluntad y la ayuda de Dios, lo conseguimos. La noche era oscurísima y nevaba. Solo nos alumbrábamos con nuestra pequeña linterna y el resplandor de la luz del faro, y ellos estaban desfallecidos, mojados, ateridos de frío, -la temperatura era de 4 grados- y con muchos roces en su piel macerada.
Declaración de D. Juan Clar Seguí, torrero del faro Artrutx, sobre lo acontecido en la noche del 2 de Enero de 1929